Ética
La Mandorla es un pequeño oasis de calma y autenticidad donde reconectar y experimentar los sabores de la realidad.
La mente se mantiene despierta y atenta.
Alimentación
Nutrición para cuerpo, paladar y alma
Recolectamos verduras de la huerta, huevos de las gallinas, leche de las cabras que pastan en semi-libertad, carne de nuestros pollos y patos… Bebemos agua del pozo que se bombea cada día con energía solar.
Autosuficiencia
Colaboraciones
La Mandorla siempre se ha mantenido activa en la gestión de territorio. Trabajamos en cooperación con el Parque Natural de la Sierra del Montsant para proponer talleres de educación ambiental y organizar campos de trabajos con adolescentes.
Somos parte del fórum permanente de la CETS (Carta Europea de Turismo Sostenible) para reflexionar, con todos los actores del territorio, sobre el turismo que deseamos para el Priorat: respetuoso, sostenible, conscientes de los valores patrimoniales, naturales y paisajísticas de la comarca.
Siempre nos hemos preocupado por tejer una red local de apoyo, y por dar valor al intercambio y a las ideas pioneras de estilos de vida alternativos. Colaboramos con otras entidades y asociaciones del territorio (Asociación Taxus, Entrecamins, etc.)
Este es un lugar que “alimenta como tal”, donde los niños aprenden a jugar con piedras, tierra y ramas de los árboles, donde la necesidad de consumo se desvanece poco a poco, dando paso a la simple felicidad de “estar ahí”.
La Mandorla siempre se ha mantenido activa en la gestión de territorio. Trabajamos en cooperación con el Parque Natural del Montsant y con la CETS (Carta Europea de Turisme Sostenible) para definir planes de acción por un Turismo Sostenible con todos los actores del teritorio a nivel comarcal.
La Mandorla se preocupa por tejer una red local de apoyo y por dar valor al intercambio (servicios, moneda social orgánica) y a las ideas pioneras de estilos de vida alternativos.
Este es un lugar que “alimenta como tal”, donde los niños están aprendiendo a jugar con piedras, tierra y ramas de los árboles, donde la necesidad de consumo se desvanece poco a poco, dando paso a la simple felicidad de 'estar ahí'.